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Los 4 Estilos que Necesitas Dominar para Ser un Buen Líder

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En mi carrera manejando equipos he tenido que liderar grupos de personas de todas las generaciones: con mucha más edad que yo, otras más jóvenes y a veces incluso con más experiencia. Hoy en día los equipos son cada vez más diversos y es por esto que un líder no puede depender de un sólo estilo de liderazgo para todas las situaciones. Las personas que manejan equipos tienen que ser capaces de ser flexibles en su estilo de liderazgo para poder sacar lo mejor de ellos.

La teoría del liderazgo situacional establece que si se quiere ser un líder realmente exitoso debes ajustar la forma que manejas a tu equipo para adaptarse a dos factores: la madurez o dominio que tienen del tema o la tarea, es decir qué tan competente es una persona o qué tanto conocimiento tiene sobre algo y la motivación o confianza que tienen al respecto.

Esto significa que un líder debe prestar atención a los detalles, para que la tarea o  el nivel de dirección que se entregue sea dependiendo del contexto y no del rango o rol de la persona.

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Los 4 estilos de liderazgo situacional

En la práctica, esto se traduce a 4 estilos de liderazgos que un líder debe ser capaz de manejar y poner en práctica:

1. Dirigir: Este estilo de liderazgo se debe aplicar cuando la persona o el equipo no tiene experiencia o conocimiento sobre la tarea que tiene que realizar. Está en un proceso de aprendizaje y lo más probable es que incluso tenga un poco de susto en hacer algo por primera vez. Aquí es donde un líder debe ser capaz de dirigir a esta persona, entregar lineamientos claros, dar seguimiento y establecer tareas claras para que la persona pueda entregar.

2. Entrenar: Si bien el estilo de liderazgo en este nivel sigue siendo bastante direccional, el colaborador ya ha tenido un poco más de práctica y ha ganado confianza en la tarea. El rol del líder es ayudar a esta persona no solo a practicar, sino que también comenzar a razonar y desarrollar ideas y procesos por sí mismo.

3. Participar: En esta etapa el líder se enfoca menos en la tarea en sí y más en establecer una relación con el colaborador. La persona ya debería ser capaz de trabajar junto con su jefe en establecer sus propias metas y tomar decisiones de forma autónoma. El líder debe ser capaz de apoyar los procesos de decisión y ayudar a que esta persona tenga la confianza de realizar tareas por sí misma.

4. Delegar: Finalmente este estilo de liderazgo es cuando un equipo o una persona es completamente autónoma. Aquí el líder ya no tiene que estar revisando las tareas y las decisiones las puede tomar la persona por sí misma. El líder está ahí para ayudar en caso de que surja un problema o de que se necesite algo en específico, pero las metas y las decisiones las toma el individuo de forma autónoma.

Esto no solo requiere de una enorme flexibilidad por parte del líder, sino que también de una gran capacidad de percepción para ser capaz de evaluar qué nivel de madurez tiene cada persona con respecto a una tarea determinada. Es clave entender el conocimiento y las habilidades que tiene tu equipo y valorarlas adecuadamente. Mi consejo: no trates de ser un genio y adivinar: es mejor preguntar. Muchas veces te sorprenderás con las habilidades que tienen las personas que integran tu equipo y que quizás jamás imaginaste.


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