Todas hemos sentido en distintas ocasiones que la vida es estresante. La presión en el trabajo, el hogar, los amigos, los niños, a veces son tantos los compromisos que debemos asumir que nos vemos sobrepasadas y sin tiempo para descansar. Lo que más deseamos es hacer un alto en el camino para tomar un respiro y olvidarnos, tan sólo por un momento, de esa larga lista de obligaciones que nos hace sentir muy estresadas.
Ahora bien, si sabemos que el estrés es parte de nuestras vidas, ¿existe alguna posibilidad de usarlo a nuestro favor? La psicóloga y profesora de la Universidad de Stanford, Kelly McGinigal, cree que sí. Ella nos ofrece algunas alternativas para reconsiderar la idea que tenemos acerca de él, de manera que cambiando nuestra actitud podamos convertirlo en una herramienta útil y beneficiosa para nosotros.
En base a un estudio realizado en la Universidad de Harvard, se comprobó que cuando a las personas se les enseña a reaccionar de forma positiva frente a signos propios del estrés como: aumento del ritmo cardiaco, respiración agitada, exceso de sudoración, entre otros; son capaces de controlar sus emociones sintiéndose menos estresados, menos ansiosos, y más seguros de sí mismos. En ese sentido, se concluyó que el estrés no es en si mismo un problema para nuestra salud, sino la manera de percibirlo es lo que resulta nocivo.
Al reconocer y comprender las señales que nuestro cuerpo manifiesta frente a diversas situaciones de estrés estaremos ayudándole a enfrentar el reto. En este sentido, si creemos que podemos reaccionar favorablemente, nuestro organismo también lo creerá. Y esto, a su vez, generará una respuesta más saludable de nuestra parte.
Durante momentos de gran tensión la hormona de la oxitocina es liberada mejorando las capacidades sociales de nuestro cerebro, que luego incidirá de forma directa en nuestros niveles de empatía y disposición de ayudar y apoyar a otros.
Contrario a lo que se piensa, el estrés fortalece nuestro corazón gracias a la oxitocina, ésta lo protege de sus efectos por medio de sus propiedades anti-inflamatorias, permitiendo que los vasos sanguíneos estén más relajados, al tiempo que ayuda a las células del corazón a regenerarse.
Teniendo en cuenta esto, el primer paso para sacarle provecho al estrés es transformándolo en algo positivo. Dado que no podremos cambiar las circunstancias la mejor manera de sortear un momento difícil es recordando que éste no aparece porque no podamos manejarnos bajo situaciones tensionantes, sino porque es la forma que el cuerpo tiene para preparse y enfrentar el desafío. Los resultados de adquirir esta nueva actitud podrían sorprendente.
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