Hablar en público ha adquirido nuevos poderes y sobre todo alcance global. Las famosas charlas TED han revolucionado la manera en la que compartimos nuestras ideas, proyectos e investigaciones, basta con tener una conexión a internet para poder hacerlo y llegar a cualquier rincón del mundo.
Este gran salto nos ha permitido cambiar el concepto que tenemos acerca de cómo exponer en público, tanto que se ha transformado en la forma más atractiva de expresar ideas poderosas, desde un tono más cercano, sencillo y en apenas unos minutos. Por eso, te ofrecemos 6 herramientas que te ayudarán a expresarte con efectividad en tus próximas presentaciones, charlas o conferencias.
Una idea bien elaborada es fundamental. Esta es la base de tu intervención y por eso debes estar 100% segura y convencida de que es lo suficientemente buena como para ser compartida. Busca si ésta tiene alguna utilidad para tu público, si estás aportando algo novedoso o un enfoque que antes no se había considerado. Debes preguntarte si tu idea puede cambiar positivamente la visión que tienen las personas frente al tema que estás tratando. En concreto, tienes que calcular el valor que puedes estar generando para las vidas de los asistentes o para la empresa.
¿Cómo decir algo sin que se convierta en algo aburrido? Esta es la primera reflexión que debes hacerte. Nunca subestimes este aspecto, ya que el qué comunicar es igual de importante que el cómo hacerlo. Hazlo con frases precisas que le permitan a tu público hacerse una imagen clara de lo que estás planteando. No te des rodeos innecesarios, habla directo al grano. No te enfoques sólo en tus conceptos y lenguaje, puede que los demás no entiendan lo que tú ya sabes, ten en cuenta que ellos hasta ahora están conociendo tu idea; así que debes introducirlos de una manera amigable. Esto te ayudará a ser mucho más convincente con lo que expones.
Ten presente que el lenguaje corporal también habla por ti. De hecho, afirma o deshace tu idea si no hay una coherencia entre lo que tu comunicación no verbal dice y lo que estás hablando. En ese aspecto, debes cuidar con gran detalle el tono de tu voz, los gestos y las emociones que expresas a través de tu cuerpo.
Tu charla debe tener un sentido de fondo. Debes procurar que el dinamismo y la claridad que le imprimes también se evidencie en los argumentos que sostienen tu idea. Una forma de hacerlo es teniendo un hilo conductor. Después de seleccionar los puntos que vas a tratar mira que todos esos elementos expresen una misma línea conceptual. Una buena forma de comenzar tu intervención es con una anécdota que guarde relación con el tema o contextualizando con hechos y datos. Al final intenta que el mensaje quede claro y que logre inspirar a tu público.
A veces hay mucho por decir, pero para que el público y tú no terminen emocionalmente agotados, simplifica lo más que puedas. No podrás introducir todo el contenido, pero sí podrás generar un impacto en pocos minutos, reduciendo la información y condensando el sentido de la charla en pocas palabras que aumentarán el impacto.
Si bien no se trata de apelar a un discursos emotivo, lo que sí queremos es tener cierto matiz emocional que enganche a las personas. ¿Cómo hacerlo? Existen muchas maneras, pero lo que puedes hacer es resaltar la importancia que tiene tu tema para el desarrollo del equipo y cómo tu idea puede resultar muy provechosa para lograrlo. Lo puedes hacer por medio de preguntas que te ayuden a interactuar con el público y así puedas establecer un vínculo en un ambiente de confianza.
Estas son algunas herramientas que te servirán para transformarte en una estrella de las exposiciones tipo TED. El objetivo es que en tu próxima presentación te sientas más confiada a la hora de exponer tus ideas. ¡Aplícalas y verás que es más fácil compartir tus conocimientos con otros!
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